Humillante

12/11/2006 - 13:47 por Manuel CS | Informe spam
JUAN JOSÉ MILLÁS
EL PAÍS - Última - 10-11-2006

Cualquier persona con dos dedos de frente sabe que las medidas de
"seguridad" adoptadas a partir de esta semana en los aeropuertos son una
locura. Nada es más inseguro ni humillante que cruzar un arco antimetales
descalzo y sujetándote los pantalones ante la mirada irónica o suspicaz de
un grupo de uniformados. La seguridad a ese precio es sólo precio. El
problema es dónde protestar, porque, si lo hemos entendido bien, se trata
de una "directiva europea", es decir, no sabemos quién es exactamente el
paranoico al que se le ha ocurrido. El interruptor de la luz lo maneja un
alemán y el tránsito aeroportuario un belga. Como ven, todo muy
tranquilizador. Afirmar que se trata de una "directiva europea" es tanto
como atribuir la decisión a Dios, lo que no está mal si pensamos que Dios
siempre ha sido partidario, en todas las culturas, de fomentar el miedo, el
susto, el castigo, el delirio de persecución.

Pese a la apariencia de laicidad en la que vivimos instalados, nunca hemos
sido tan religiosos. Ahora nuestro Dios es Alá, puesto que a él se atribuye
en última instancia esta normativa que ha caído del cielo como la gota
fría. No lo he descubierto yo, sino un funcionario de la T-4 madrileña con
el que me animé a compartir mi perplejidad. Me pidió que no le echara la
culpa al PSOE ni al PP ni a CiU, ni siquiera al tripartito. Me dijo
literalmente que la culpa era de Alá. De modo que no queríamos Dios y
tenemos dos tazas. Si de verdad fuéramos laicos y demócratas, ningún Estado
se atrevería a humillarnos con estas prácticas religiosas.

De momento tenemos que atravesar el arco medio desnudos, con la tarjeta de
embarque en la boca y haciendo equilibrios con las bandejas en las que
hemos agrupado obsesivamente los objetos por densidades. Lo de los 100
mililitros, créanme, carece de importancia. El problema será cuando no nos
dejen pasar con toda la masa encefálica. O con cantidades de pensamiento
superiores a las permitidas por la directiva europea o por Alá. Aunque
quizá esas restricciones hayan entrado ya en vigor sin que seamos
conscientes de ello. Ninguna sociedad con un pensamiento entero se habría
tragado esta imposición. El fundamentalismo religioso ha ganado la guerra.

http://www.elpais.es/articulo/elppo...Humillante
 

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#1 Cid
12/11/2006 - 13:54 | Informe spam
Por favor no pongan estos mensajes que no tienen nada que ver con net hay
foros para eso
salu2.

"Manuel CS" escribió en el mensaje
news:
JUAN JOSÉ MILLÁS
EL PAÍS - Última - 10-11-2006

Cualquier persona con dos dedos de frente sabe que las medidas de
"seguridad" adoptadas a partir de esta semana en los aeropuertos son una
locura. Nada es más inseguro ni humillante que cruzar un arco antimetales
descalzo y sujetándote los pantalones ante la mirada irónica o suspicaz de
un grupo de uniformados. La seguridad a ese precio es sólo precio. El
problema es dónde protestar, porque, si lo hemos entendido bien, se trata
de una "directiva europea", es decir, no sabemos quién es exactamente el
paranoico al que se le ha ocurrido. El interruptor de la luz lo maneja un
alemán y el tránsito aeroportuario un belga. Como ven, todo muy
tranquilizador. Afirmar que se trata de una "directiva europea" es tanto
como atribuir la decisión a Dios, lo que no está mal si pensamos que Dios
siempre ha sido partidario, en todas las culturas, de fomentar el miedo,
el
susto, el castigo, el delirio de persecución.

Pese a la apariencia de laicidad en la que vivimos instalados, nunca hemos
sido tan religiosos. Ahora nuestro Dios es Alá, puesto que a él se
atribuye
en última instancia esta normativa que ha caído del cielo como la gota
fría. No lo he descubierto yo, sino un funcionario de la T-4 madrileña con
el que me animé a compartir mi perplejidad. Me pidió que no le echara la
culpa al PSOE ni al PP ni a CiU, ni siquiera al tripartito. Me dijo
literalmente que la culpa era de Alá. De modo que no queríamos Dios y
tenemos dos tazas. Si de verdad fuéramos laicos y demócratas, ningún
Estado
se atrevería a humillarnos con estas prácticas religiosas.

De momento tenemos que atravesar el arco medio desnudos, con la tarjeta de
embarque en la boca y haciendo equilibrios con las bandejas en las que
hemos agrupado obsesivamente los objetos por densidades. Lo de los 100
mililitros, créanme, carece de importancia. El problema será cuando no nos
dejen pasar con toda la masa encefálica. O con cantidades de pensamiento
superiores a las permitidas por la directiva europea o por Alá. Aunque
quizá esas restricciones hayan entrado ya en vigor sin que seamos
conscientes de ello. Ninguna sociedad con un pensamiento entero se habría
tragado esta imposición. El fundamentalismo religioso ha ganado la guerra.

http://www.elpais.es/articulo/elppo...Humillante



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